Colectivo Ilé ofrece talleres contra la violencia

por: Esther M Andrade

 

Como parte de la jornada de educación contra la violencia, la entidad comunitaria antirracista y decolonial, Colectivo Ilé, auspiciado por las organizaciones internacionales Vida Afrolatina y Collective Future Fund, ofrecieron los Talleres contra la violencia sexual: raza y género.

Los talleres, que se llevaron a cabo durante los meses de marzo a julio de 2021, abundaron en los temas de raza y racialización, violencia sexual contra la mujer sorda, las comunidades con diversidad motora y VIH+, y la desmitificación de las femineidades en las comunidades trans y trans-femme.

“Nos preocupa la negligencia del estado en atender las necesidades de la población negra, en especial de las mujeres negras”, dijo la doctora Barbara Abadía Rexach de Colectivo Ilé.

Por su parte, Mayra Diaz Torres, directora también de Colectivo Ilé, señaló: “Nuestras cuerpas nunca nos han pertenecido, siempre han sido carne de consumo para colonos, esclavistas de la medicina como disciplina racista y del violador”.

Tanto Abadía Rexach como Díaz Torres entienden que estos talleres, además de fomentar prácticas positivas y educar, son parte fundamental para erradicar la violencia en todas sus interseccionalidades.

Asimismo, Yarett Piñero, defensora de los derechos de las personas sordas, señaló que la comunidad sorda es violentada desde los servicios médicos, espacios educativos y, en especial, el gobierno. “Los planes médicos no fomentan las pruebas auditivas, existen pocos servicios educativos que asisten las necesidades de las personas sordas y el gobierno no tiene datos concretos de cuántas personas pertenecen a nuestra comunidad”.

En Puerto Rico, la comunidad sorda, en la mayoría de los casos, son consideradas personas sin educación, con un nivel de aprendizaje bajo y sus señas inferiores al lenguaje oral.

“El 95% de los sordos nacen de padres oyentes”, explicó Piñero. “En muchas ocasiones, los padres desconocen de los derechos, los servicios y la posibilidades de aprendizaje que tienen acceso, para sus hijos”.

Del mismo modo, L’Orangelis Thomas, creadora de Matrilínea y de la organización para jóvenes positivos Pangea, explicó que aunque en Puerto Rico, a diferencia de otros países donde se criminaliza a las personas VIH+, “la falta de información y accesibilidad es parte de la violencia que reciben las mujeres negras VIH+”, señaló.

En un estudio realizado por organizaciones sociales se encontró que un 59% de las mujeres fueron violentadas por su pareja sexual antes y a causa del diagnóstico, y un 45% por parte de la familia.

“La mayoría de la información que las personas conocen acerca del VIH+ provienen de mitos”, explicó Thomas. “El gobierno manipula las estadísticas y la información que tenemos proviene en su mayoría de organizaciones de base social”.

“Es urgente ampliar las conversaciones, no para condicionarnos desde la servilidad, ni la victimización, sino, desde el reconocimiento de nuestra propia incidencia y resistencia cimarrona. Y aquí estamos en pie, a pesar de todos los intentos por deshumanizarnos”, sostuvo Mayra Díaz Torres.

Los Talleres contra la violencia sexual: raza y género buscan el vinculo entre la violencia sexual y las intersecciones de raza y género. También, la creación de un manifiestos colectivo para exigir la inclusión de la experiencia de las mujeres racializadas como “no blancas” en la retórica antirracista y feminista.

“La violencia hacia las mujeres negras se recrudeció durante la pandemia como parte de las negligencias del estado en atender las necesidades de la población negra”, expresó la doctora Barbara Abadía Rexach.

Por su parte, Thomas señaló que, de igual forma durante la pandemia, los casos de mujeres negras VIH+ violentadas fueron de 1 de 4 mujeres.

Todas las facilitadoras de los talleres así como Colectivo Ilé entienden que uno de los agravantes es la falta de recoger datos de raza, la falta de información y acceso justo para las mujeres negras en todas sus interseccionalidades.

Para saber más acerca de los talleres e información relacionada pueden acceder Colectivo Ilé – Organizando para la conciencia-en-acción (colectivo-ile.org) 




Manifiesta del Colectivo Ilé sobre la Violencia Sexual /Género
Somos nosotras, nosotres. 
Convocadas por la urgencia de conversar y accionar en torno a las violencias que sufrimos a consecuencia del racismo anti negro, específicamente la violencia sexual; para unir fuerzas, tender puentes, colectividad y poderío hacia el mundo en el que queremos vivir. Anhelando sanación individual y colectiva desde el antirracismo, la decolonialidad y la diversidad y demandando visibilidad, dignidad, equidad, humanidad. Reconociendo y validando las realidades alarmantes que sufrimos, han sufrido y sufren nuestras compañeras y hermanas a causa de la violencia sexual y sus manifestaciones.
Nos reafirmamos como: 
Mujeres negras y afrodescendientes, trans negras y negres femme. Negras sordas+. Negras viviendo con VIH. Negras con diversidad funcional. Negras. Negres. Afrodescendientes.
Honrando y anclándonos en la fortaleza, la alegría, la bravura y la sabiduría de nuestras ancestras:
Betsey, Anarcha, Lucy y Saartije Baartman, víctimas de crueles experimentaciones por hombres médicos blancos. Marsha P. Johnson, mujer trans negra puertorriqueña, activista por los derechos de las personas de la comunidad LGBTT. La comunidad ancestral que luchó para que se desarrollaran medicamentos para el VIH. Belén… y tantas otras… Desde este presente racista, patriarcal, capacitista, misógino, xenófobo, transmisógino,
Denunciamos que: 
Como mujeres negras: nos arrebatan nuestra dignidad, nos hipersexualizan, nos hostigan, nos tratan como desechables, como servidumbre. Se atreven a responsabilizarnos por las violencias y violaciones que sufrimos. 
Como mujeres negras sordas+: intentan “arreglarnos”, juran que queremos escuchar, sin tomarnos en cuenta, sin preguntarnos. Insisten en que utilicemos la lengua de señas norteamericana, esa de los colonizadores, echando a un lado nuestra hermosa lengua de señas puertorriqueña y la lengua de señas del pueblo de Orocovis. No somos salvajes, somos Sordas que nos defendemos ante la perspectiva patriarcal, patológica y paternalista. 
Como mujeres negras viviendo con VIH: NO somos portadoras, ni pacientes, ni enfermas. Estos términos perpetúan estigmas hacia nuestra población. Sufrimos violencia a causa del VIH y la propia violencia nos lleva al VIH. 
Como personas femme: los asesinatos de mujeres trans negras continúan aumentando de manera significativa. La sociedad insiste en rechazar la idea de que existen otres cuerpes, que hay un mundo más allá de posibilidades. Nuestras cuerpas feminizadas y racializadas siempre quieren ser acabadas, por un sistema represor creado por el opresor. Existimos. Desafiamos la tradición, la represión, la invisibilización y la exclusión con nuestra transición física, mental, emocional y espiritual. Nuestras vidas son transformación y nuestro amor sanación. 
Como mujeres con diversidad funcional y diversidad motora: nos degradan con sus prefijos históricamente utilizados para referirse a nosotras como discapacitadas, minusválidas, impedidas. Nos exigen o esperan alguna actividad sexual a cambio de ayuda, se aprovechan de nuestra debilidad física. Asumen que no tenemos deseo sexual y nos privan de educación sexual y reproductiva.
La violencia sexual en Puerto Rico tiene cara y cuerpa de mujer, negra, trans, sorda, con VIH+, con diversidad funcional. Sin embargo, la inexistencia de estadísticas certeras, confiables y detalladas, la omisión de la variable raza, así como la de diversidad funcional en registros oficiales del Estado nos aleja de manera abismal de las verdaderas condiciones de las mujeres, niñas y trans femme visiblemente negras en nuestro archipiélago. La violencia sexual contra nosotras es por parte de nuestras parejas y miembros de la familia, nuestros cuidadores, proveedores de atención médica y sus asistentes, la Iglesia… No obstante, por falta de conocimiento, de acceso a educación sexual integral, no la reconocemos como tal y no la denunciamos; o no nos creen, o no hay un intérprete cualificado que pueda hacerles entender; o no nos atrevemos a denunciarle porque dependemos de esa persona para nuestros cuidados básicos; o incluso, las agencias y organizaciones a donde podríamos dirigirnos para denunciar y solicitar ayuda, nos impiden el acceso con sus barreras arquitectónicas.
Reclamamos 
Al gobierno, 
A senadoras, representantes… 
Al personal de instituciones médicas, 
A colectivos y organizaciones de base política, 
A nuestras compañeras y compañeres feministas, 
A nuestras familias y comunidades: 
Que las mujeres negras sordas+ amamos nuestra identidad, la historia, cultura y lenguaje de nuestras comunidades. Nuestras cuerpas, nuestras manos, nuestra fuerza son capaces de comunicar perfecta y potencialmente… Mírennos a los ojos. Pregúntennos cuáles son NUESTRAS necesidades individuales y comunitarias. Intégrennos. 
Que se investiguen y se reconozcan nuestras lenguas de señas y se oficialice nuestra identidad de personas sordas como una comunidad en minoría lingüística. 
¿Dónde están los servicios de apoyo a mujeres que viven con VIH que han sufrido violencia? Luego de preguntar si estamos activas sexualmente, la pregunta que debería seguir es si fue consentido o no. Hablemos de menstruación. Hablemos de la lactancia humana. Somos el territorio de Estados Unidos donde más fondos federales son asignados para nuestra población. ¿A los bolsillos de quiénes van a parar? 
Es urgente que las personas que nos brindan servicios y atenciones médicas y sociales humanicen sus tratos. Hace falta sensibilidad y compromiso hacia nuestras diversidades y particularidades. 
Es urgente contar NUESTRAS historias. Que se centren las voces de las mujeres negras y afrodescendientes. Desarrollar ejes de acción concretos para procurar espacios sociales justos y dignos que propendan a la afrosanación y afroreparación, para nosotres. 
Es urgente la perspectiva de género, una que sea implantada en el currículo escolar, pero que no se limite a ese espacio, es preciso destruir el sistema patriarcal desde todos los frentes. 
Es urgente que en el desarrollo de programas y políticas públicas, se nos tome en cuenta, que sean culturalmente apropiados a cada una de las poblaciones vulnerabilizadas. Que se asegure el cumplimiento de las leyes existentes, y que se enmienden aquellas que no responden a nuestras realidades y reproducen el racismo institucional. 
Es urgente que existan redes de apoyo, de comprensión, de transformación y emancipación. Redes contestatarias a la necesidad de romper con las cadenas capacitistas, racistas y capitalistas que dictan cómo deben ser las cuerpas y cuánto valen y/o deben producir. Redes que se centren en nosotras, como la espina dorsal de la transformación social a la que históricamente hemos respondido.
Como hemos dicho, 
Somos nosotras, nosotres. Uniendo nuestros reclamos, nuestro poderío y nuestras esperanzas. Comprometidas a transformar el hoy en un presente colectivx, antirracista y decolonial, intencionando y accionando hacia la afrosanación y afroliberación de quienes estamos hoy y quienes vendrán después.