Exhibición Poética Masculina del Encierro: Imágenes, Voces y Fortalezas

por: Raymond Alicano

Un recorrido fotográfico a través de más de 50 masculinidades, que narran experiencias a través de imágenes, textos, voces y videos; fue la exhibición Poética Masculina del Encierro, lanzada por la plataforma educativa TIPOS, el pasado mes de abril de 2021, en el espacio cultural Pública.

 

 

“Esta exhibición propuso narrar de manera visual y testimonial las estrategias desarrolladas por los hombres y masculinidades alrededor del mundo como una respuesta creativa ante el periodo del corona-crisis. Nuestro interés es visibilizar masculinidades alternas que han desarrollado estrategias  y las han aplicado durante el encierro para inspirar, intercambiar recursos e integrar nuevos saberes”, expresó Heriberto Ramírez, fundador de TIPOS.

 

Asistir a la exposición Poética Masculina del Encierro me hizo pensar: “Éramos felices y no sabíamos cuánto, hasta que llegó este encierro”, dijo Edrimael Delgado. Apreciar la imagen y su mensaje me confirmó que, definitivamente, éramos felices.


“Es abrumador conectarse con el mundo solo por las redes sociales, escuchar las historias personales y los traumas de la gente, los que te llegan de otras partes del mundo, la desinformación de las noticias o el exceso de información más el trabajo universitario, hacen del confinamiento un proceso pesado y cansón”, dijo Delgado en su narrativa. 

 

Mientras apreciaba la exposición, recordaba los planes para el 2020 y como la agenda prometía muchos viajes e historias por contar. Me encontraba en Perú cuando escuché por primera vez, en enero de ese mismo año, que el coronavirus había avanzado a América. Como estudiante de comunicaciones, me mantuve pendiente de lo que estaba ocurriendo. Mientras más avanzaban los casos de COVID-19, el terror era inmenso. Imaginar que no se iba a poder salir, que todo permanecería cerrado y sin contacto con nuestros seres amados. ¡Un caos total! Nuestro espacio personal se convertiría en nuestra sala de reuniones, salón de clases, lugar de trabajo. ¿Dónde quedaría ese rincón de liberación luego de un largo día? Lo peor de todo, la soledad se iba a apoderar de nosotros. 


Todas esas preguntas se apropiaron de mi mente; se volvieron realidad, ya el COVID-19 era una pandemia y ocurrió lo que no queríamos: llegó a Puerto Rico. 


Todo cambió de la noche a la mañana. 


Tuvimos que poner la creatividad en acción y, a su vez, buscar sobrevivir ante este evento que le cambió la vida a la humanidad. Cada fotografía era una muestra de cuánto extrañamos esos lugares que frecuentamos con nuestras amistades y familiares, en búsqueda del ocio. Respirar aires de libertad, se convirtió en un acto que solo se encontraba en la pantalla de nuestros celulares. 

 

Las limitaciones producidas por la pandemia nos brindaron ese “empujón” que necesitábamos para salir de nuestra zona de confort. La ansiedad, el estrés y la depresión probablemente estuvieron presentes, pero ¿qué hicimos para que estas no nos consumieran a niveles mayores? 


En su poética masculina del encierro, Jorge Vázquez manifestó que “tuvo la necesidad de crear algunas actividades para su familia, con la finalidad de evitar la irritabilidad, frustración e incluso, hasta la depresión para algunos de sus miembros”. En mi caso, la pandemia representó una oportunidad para compartir más con mi familia.  Además, tomé este tiempo para escribir y ejecutar ideas de proyectos que venían a mi mente y fui invitado a dar varias conferencias a nivel internacional en el tema de liderazgo, que tanto me apasiona. También, me uní a las miles de personas que, desde la comodidad de nuestros hogares, disfrutamos, en primera fila, de conciertos y webinars que en otros momentos, no se me hubiese hecho posible presenciar o asistir. No me puedo olvidar de los famosos “party de marquesina” online que tanto me rememoran a los jangueos de la vieja escuela. Espacios de oasis para despejar la mente y desconectarme de toda esta pesadilla. Son solo algunas de las cosas que puedo recordar con felicidad sobre este encierro.  

 

Recordar el año 2020 va más allá de revivir algún dolor, fue el año donde ganamos oportunidades y nos atrevimos a hacer aquellas cosas que solo fantaseaban en nuestras cabezas. Igualmente, que somos frágiles, vulnerables y que debemos aprovechar cada segundo de nuestros días. Expresar nuestros sentimientos no nos hace débiles o menos hombres, nos hace más sensibles y reales. Más allá del agotamiento mental y de luchar constantemente con la ansiedad que representó el encierro,  podemos expresar que el confinamiento nos permitió creer en nuestras capacidades y habilidades.