Franklin Gómez abre una reflexión étnica...

Por Zacha I. Acosta González\ Especial para Revista Étnica

Conversar con el luchador Franklin Gómez es reconectar con ese ideal deportivo, social y espiritual para ser multiplicado en Puerto Rico y en el universo.

El deportista olímpico de 32 años seleccionado abanderado para los XVIII Juegos Panamericanos por Puerto Rico tiene muchísimas cualidades a emular. Otras son de reflexión para provocar un cambio en paradigmas que todavía se preservan en una sociedad “moderna”.

 

(Foto: Quique Aparicio)

La mayoría del público lo conoce por sus resultados en el mattre de lucha olímpica internacional. Las medallas y las derrotas es lo que la sociedad hace visible. Su parte invisibilizada es el duro camino, que lo ha llevado a afrontar pruebas en todos los niveles. Experiencias que enmarcan su origen, su raza, su color de piel y su nacionalidad deportiva.

Sin esas experiencias no hubiese podido capturar su éxito. Un éxito como bien dice él: “viene solo”.

En una conversación con el dos veces olímpico, (Londres 2012 y Rio 2016), tomamos unos minutos para hablar sobre el tema del racismo y la xenofobia. Conceptos que se repiten como el papagayo, pero muy pocos conocen su efecto en la humanidad. Reflejos putrefactos que siguen entre los individuos. Acciones que se han levantado con la elección del dominicano de nacimiento y puertorriqueño de nacionalidad deportiva. ¡Sí! Ya van a entender.

Repasemos unos conceptos. Racismo, exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive. Xenofobia, fobia a los extranjeros. -Fobia, aversión o rechazo. Nacionalidad por nacimiento, otorgada por el lugar de nacimiento. Nacionalidad deportiva, es otorgada por una federación internacional deportiva adscrita al Comité Olímpico Internacional (COI) al atleta que desea representar x país, completando un proceso debidamente reglamentado que eventualmente lo hace elegible para competir internacionalmente en eventos bajo el Movimiento Olímpico.

Estos conceptos se hacen presentes cada vez que un atleta, en este caso inmigrante, elige representar x país. Aterrizamos de Puerto Rico. La gama de la conversación radica en el racismo, la xenofobia y la -fobia.

Franklin Gómez es uno de muchos casos deportivos que Puerto Rico posee. Tenemos ejemplos de la representación de nietos e hijos de padres puertorriqueños que nacieron por producto de la emigración a los Estados Unidos con el baloncesto.

Dos casos recientes, triatlón y lucha olímpica en el ciclo 2014-2016. El triatleta cubano Manny Huerta que compitió por Estados Unidos un ciclo olímpico 2010-2012, y luego paso el proceso de nacionalidad deportiva para representar a los puertorriqueños en el ciclo olímpico 2014-2016 para llegar a los Juegos Olímpicos de Río. El ejemplo que más produjo un revuelo impresionante ha sido el dominicano de nacimiento Jaime Espinal, quien ganó medalla de plata en Londres 2012 en lucha olímpica y luego se convirtió en abanderado de Río 2016. Ambos lo lograron bajo PUR, siglas de Puerto Rico en el Olimpismo. La diferencia del tono de la conversación puede variar entre Franklin y Jaime con Manny que gira en el color de piel y la nacionalidad de nacimiento. Aun así, los tres atletas dan o han dado lo mejor de sí bajo la monoestrellada, manejando el tema de racismo, xenofobia y -fobia con sabiduría.  

Una ñapa sobre la elegibilidad para la nacionalidad deportiva en el caso de Franklin y Jaime. Ambos llegaron a Puerto Rico a temprana edad, obtuvieron su residencia y luego su ciudadanía americana. La ciudadanía americana, por nuestro estatus político, es lo que le otorga la elección deportiva para optar por cual país competir, Estados Unidos o Puerto Rico. Sin ciudadanía no puede darse el trámite. Ambos atletas decidieron representar a Puerto Rico como un acto de agradecimiento al país donde se desarrollaron y sus familias encontraron una mejor calidad de vida.

Franklin está próximo a desfilar en Lima, Perú junto a una delegación de aproximadamente 245 atletas. Llevará nuevamente los colores patrios, rojo, azul y blanco bajo una sola estrella. Este momento se vivirá exactamente el 26 de julio donde expondrá al universo a Puerto Rico ante miles de televidentes y del público que se dé cita al Estadio Nacional. El dos veces medallista panamericano, oro en Guadalajara 2011 y bronce en Toronto 2015, volverá a dar de que hablar a los que no aceptan la nacionalidad deportiva. ¿Estará listo para lo que puede producirse en los medios y en las redes sociales? Les comparto.  

    ZA: Hablemos de un tema muy importante. Eres un hombre evidentemente negro. Naciste en la República Dominicana. Viniste a Puerto Rico y te convertiste en un atleta de alto rendimiento. Has vivido en varias partes de Estados Unidos. Compites por Puerto Rico. ¿Has vivido el racismo?
    FG: “Yo creo que una manera u otra creo que sí. Indirectamente unos casos y directamente en otros. Por ejemplo, estábamos en Ecuador entrenando por unas montañas haciendo una base de entrenamiento. Caminando con los compañeros, todos cansados, fuimos a comer a un lugar. Estábamos como cinco o seis de nosotros en la calle. De repente pasó un carro y nos gritó: ‘la mafia’. Uno se queda así, cómo que no entendí. Entonces hablamos con la gente de la ciudad. Ellos nos explicaron que los ‘negritos’ en esa área eran vistos como malandros, ladrones, mafiosos. A nosotros nos identificaron con ese tipo de personas. Simplemente por el color. Eso es un ejemplo sencillo que te he dado. Otros casos han pasado levemente.

    Como en el club Sparta (se refiere al club de la Universidad del Estado de Michigan, ya que en Puerto Rico también su club se llama igual) ahí han pasado (atletas) mexicanos, de Ucrania, dominicanos, venezolanos, de diferentes países. Desde niño crecí en un ambiente bastante diverso. Esa es la palabra, ambiente diverso. Esas cosas a mí no me afectan para nada. También, mi identidad está en Cristo.

    La gente puede decir lo que quiera de mí y no cambio, porque no tengo que darle cuentas a la gente. Solo a papá Dios.

    Las palabras del puertorriqueño en la nacionalidad deportiva expresan madurez en el manejo de la trilogía de conceptos que mueve a las masas a validar al odio, al desprecio y la segregación humana. Principios inhumanos que van en contra de los derechos que adquirieron los atletas en la Declaración de los Atletas, aprobada por el COI en el 2018:

    “Practicar deporte y competir sin estar sujetos a discriminación por motivos de raza, color, religión, edad, sexo, orientación sexual, discapacidad, idioma, opiniones políticas o de otro tipo, origen nacional o social, situación económica, nacimiento o cualquier otra consideración inmutable”.

    El deportista cumple con las cualidades para representar a mi nación. En el deporte, Puerto Rico es una nación por poseer soberanía deportiva. Una nación que yo también representé desde un barrio y pueblo, bo. Playa de Guayanilla, que en el área metro recibes el trato de marginación, prejuicios y clasismo.

    Su visión de aportar a la sociedad es el denominador común entre ambos. Una misión que es complementada por los valores olímpicos de respeto, excelencia y amistad.

    Promovamos la educación, la erradicación de todo lo que nos resta para hacer de nuestra sociedad libre de obsesiones soberbias. Compartamos las cualidades de nuestros deportivas que engrandecen a nuestro país a través del deporte.

    Dedicado a Sacha Antonetty. Compañera de conversaciones de enriquecimiento desde la Universidad del Sagrado Corazón. Un motor a través de la Revista étnica para salir de la caja y enfrentar los miedos del prejuicio en una sociedad en estado de coma.