Primera Comparsa De Niños Vejigantes De Piñones Reclama su Lugar en Loíza

Un relato de resignificación de la cultura loiceña durante las Fiestas de Santiago Apóstol

 

Por: Lumarhi J. Rivera 

 

La Primera Comparsa de Niños Vejigantes partió con algarabía desde el centro comunitario que los formó durante su campamento de verano (foto por Lumarhi J. Rivera)

La comparsa de niñas y niños vejigantes partió desde el Centro Comunitario Emiliano Figueroa, espacio que los vio desarrollarse durante el mes de julio (foto por Lumarhi Rivera)

 

 

El 28 de julio de 2023, día de celebración a Santiago de los Niños en las Fiestas Tradicionales de Loíza, El Ancón de Loíza recibió desde el Sector de Piñones una comparsa de niñas y niños vejigantes por primera vez en la historia.

Eran unos 40 niñas y niños luciendo sus ajuares de vejigantes que tenían como base los colores de la bandera de Loíza: verde, amarillo y rojo. Las telas africanas que adornaron sus cuellos y alas provocaron que los ajuares resaltaran y se distinguieran entre sí. 

Las máscaras de cada vejigante eran únicas, decoradas con diversos colores, líneas, círculos, diamantes, plumas y pompones.

Esta vistosa escena era completamente novedosa para mí, una joven de Guayama criada en el cristianismo y alejada de estas tradiciones clasificadas para algunos como “paganas”.

Mientras contemplaba este energético desfile que partió desde el Centro Comunitario Emiliano Figueroa de Piñones, llegó a mi mente una imagen retrospectiva sobre la travesía veraniega de estas niñas y niños, previo a la comparsa.

Recordé el inicio del campamento de verano “Somos Cultura”, espacio gestionado por la organización sin fines de lucro PAYE (Piñones Aprende y Emprende) en el que se formaron las niñas y niños que estaban dentro de los ajuares de vejigantes durante el mes de julio.

Reviví uno de los momentos donde cada participante se encontraba en su mesa con sus pinceles, paleta de pintura y su máscara de coco de frente, combinando los colores y forma con gran enfoque. Aunque al principio algunos se frustraron por no ver resultados al instante, al final su esmero les llevó a plasmar en su máscara lo que deseaban.

“Totalmente valió la pena”, fue la frase que resonó en mi interior mientras seguía observando la comparsa. Estas fueron unas palabras expresadas días antes de la comparsa por el confeccionador de las máscaras, el artista Juan Pablo Vizcaíno Cortijo.

“Conocernos y conocer nuestras raíces siempre define el resto de tu vida. Si a esta corta edad que tienen esos niños entienden eso, va a ser un propulsor de muchas otras formas de arte, conversación y de búsqueda de distintos temas”, expresó satisfecho Vizcaíno Cortijo en entrevista con étnica. 

 

Cada máscara de la comparsa fue confeccionada por Juan Pablo Vizcaíno y diseñada por cada uno de los participantes (foto por Lumarhi Rivera)

 

Las máscaras que utilizan los vejigantes son parte de nuestra herencia africana. Estas artesanías se utilizaban en ceremonias y danzas de teatro africanas para representar espíritus del antepasado, héroes mitológicos y espíritus de animales.

Sin embargo, con la llegada del colonialismo se construyeron unos discursos racistas que denominaron el uso de estas máscaras para representar “el mal” o “el diablo”.

Estos discursos degradantes se continúan repitiendo en nuestros pueblos y espacios educativos y era lo que yo conocía.

Uno de los factores que abrió mis ojos a nuestra realidad cultural e histórica fue encontrarme con el artículo de opinión “Desmintiendo los mitos del vejigante puertorriqueño” por la poeta puertorriqueña Lola Rosario.

“Calumniar al vejigante es menospreciar lo que somos como pueblo. Al decir que el vejigante representa el mal o llamarlo un bufón, estamos poniendo ese espejo a nosotros mismos. Cuando en cambio debemos hacer lo contrario — elevarnos unos a otros y sentirnos orgullosos de nuestra bella cultura”, redactó Rosario para El Adoquín Times.

 

 

Un cruce físico y simbólico del puente de Loíza

 

Las Chivas fueron una donación para las niñas y niños del Campamento de Verano "Somos Cultura" (foto por Lumarhi Rivera)

  

Luego de un corto tramo lleno de bailes y la alegría de la plena, la comparsa se subió a “Las Chivas”, guaguas de chinchorreo de Loíza, para movilizarse hacia El Ancón.

Una de las escenas más emotivas fue el momento en que las guaguas cruzaron el Puente de la Restauración, que conecta a Piñones con las otras partes del pueblo de Loíza.

No hubo una sola persona dentro de La Chiva que no gritara y aplaudiera. Fueron gritos de celebración, de victoria.

El hecho de que esas niñas y niños vejigantes cruzaran el puente para llevar una comparsa desde Piñones al Ancón de Loíza, rompió una barrera y marcó un precedente para el pueblo.

Mientras la comparsa de vejigantes atravesaban el puente, fueron dejando un puente simbólico para el paso de las próximas generaciones.

 

La comparsa de niñas y niños vejigantes celebró mientras cruzaban el Puente de la Restauración en Loíza ( (foto por Lumarhi Rivera)

 

 

Geográficamente el sector de Piñones está distanciado de lo que se conoce como el pueblo de Loíza. De hecho, antes de que se construyera este puente en el 1985, las personas utilizaban El Ancón para cruzar el Río Grande de Loíza.

Esta estructura urbana ha producido una desconexión sociocultural entre Piñones y los demás sectores de Loíza.

“Las fiestas tradicionales se han quedado allá como tal en el pueblo de Loíza y acá en Piñones no se celebran”, explicó a étnica la directora de PAYE, Tanisha Gaspar Clemente.

“A mis 24 de años fue que participé de unas fiestas [tradicionales de Loíza], y entiendo que como es parte de mi cultura, la niñez de PAYE también debe aprovechar ese proceso y conocer más de su cultura; porque realmente tenemos que apropiarnos”, afirmó Gaspar Clemente. 




“Con comparsa y vejigantes a las Fiestas de Santiago”

Las niñas y niños rodearon la Plaza Pública de Loíza convirtiéndose en la primera comparsa de Piñones que se integra a las fiestas tradicionales de Loíza  (foto por Lumarhi Rivera)

 

Al llegar al pueblo de Loíza , los niños y niñas vejigantes marcharon con firmeza y júbilo alrededor de la Plaza Ricardo Sanjurjo. Además del gozo que transmitieron los bailes y los panderos de plena, las niñas y niños de la comparsa pronunciaron unos reclamos claros a través de su plena.


“Vivienda y comida queremos para todos,

para todos nuestros niños contamos con su apoyo”

 

“Le pedimos a Loíza que escuchen nuestro reclamo,                    

que arreglen el tablado pa’ las fiestas de Santiago”

 

Mientras escuchaba el cántico de la comparsa, me volví a transportar a una de las escenas del campamento. Recordé el día en que los participantes del campamento leyeron y analizaron el cuento “La Calle es Libre” junto a Tiempo De Contar, una de las organizaciones colaboradoras del campamento de verano.

Los personajes del cuento basado en una historia real, fueron niños que se manifestaron para pedirle al municipio un parque de juegos. Inspirados con este espacio de lectura y diálogo, la niñez de PAYE se unió en grupos para construir sus reclamos enfocados en mejorar la calidad de vida de las niñas y niños de Loíza.

Más tarde, estos reclamos se convirtieron en la plena oficial de la comparsa gracias a la guía de los músicos Giomar Cruz y John Rivera durante su taller de plena en el campamento.

“Escuchar a un grupo decir ‘queremos que nos dejen ir al bosque de Piñones’, ‘queremos que arreglen el tablado porque no podemos correr bicicleta’,  eso a mí me impactó. Ellos saben lo que necesitan.” declaró Lusiann Iturbe Ortiz, directora ejecutiva de Tiempo de Contar. 

 

Durante parte del trayecto de la comparsa las niñas y niños de PAYE fueron acompañados por la figura de Santiago de los Niños (foto por Lumarhi Rivera)

 

Mientras las niñas y niños vejigantes cantaban sus versos a viva voz y deleitaban con su coreografía a toda la audiencia, a la parte posterior de la comparsa se unió la procesión de Santiago de los Niños.

Como parte de la cultura loiceña y sus fiestas tradicionales, la figura de Santiago Apóstol fue parte del proceso educativo de los participantes del campamento de PAYE. Durante la tercera semana de campamento, las niñas y niños fueron testigos de la primera visita de la figura del Santo al Ancón en la historia.

Más allá de las costumbres religiosas de cada individuo, las niñas y niños reflejaron una gran reverencia y fe durante aquella visita de la figura de Santiago Apóstol al Ancón desde su llegada hasta el momento final de llevarle una promesa al Santo.

“Yo miraba la niñez y decía; ¿quién será el próximo artesano de máscaras? Quizás aquí hay uno o una que va a ser la mantenedora [del santo]. ¿Quién sabe si el santo termina en Piñones?”, sugirió Iturbe Ortiz. “En definitiva, estamos haciendo ese pase de batón acercándose a lo que es de ellos”, añadió.



Encarnando los vejigantes por el derecho a pertenecer

Las niñas y niños lucieron sus alas de vejigantes mientras disfrutaban del ritmo de la plena en el Ancón de Loíza (foto por Lumarhi Rivera)

 

Como destino final de la comparsa, las niñas y niños vejigantes de PAYE hicieron su gran entrada al Ancón de Loíza. Luego de un breve espacio para hidratarse y descansar del sol sofocante, la niñez regresó a sus posiciones para cerrar su presentación.

De repente, El Ancón se inundó de bullicio y colores. Los vejigantes formaron un círculo, y de uno-en-uno, de dos-en-dos, fueron llegando al centro para bailar como su cuerpo les indicara. Al final, el círculo se transformó en una fiesta de decenas de vejigantes

“La energía con la que ellos dicen ‘¡Somos PAYE: Piñones Aprende y Emprende!’... Ese poder que se transmite a través de los niños nos deja bien claro quiénes son y hacia dónde van.” , expresó el director de la comparsa, Anthony Valentín .

Durante el campamento, Valentín trabajó con las niñas y niños durante el campamento talleres de movimiento como parte de Tiempo de Contar. Más allá de solo enseñarles una coreografía, les impartió sobre la importancia de utilizar sus voces y su cuerpo con seguridad para expresarse.

“Ha sido bien importante llevar ese mensaje de que ellos tienen derecho a ocupar ese espacio, así como la comunidad de Piñones tiene derecho a ocupar ese espacio en las Fiestas de Santiago Apóstol.”, aseveró Valentín en entrevista con étnica.

El cierre de la comparsa de PAYE dio cierre en el Ancón de Loíza (foto por Lumarhi Rivera)

 

Cada niña y niño diseñó el personaje de su vejigante; además de escoger sus colores y adornos los nombraron, les dieron superpoderes, crearon una historia.

Ese día de la comparsa fui testigo de cómo encarnaron esos personajes y esos superpoderes.

Observando ese bembé de niñas y niños vejigantes, ocupando desde Piñones el espacio del Ancón, reclamando que pertenecen a Loíza y sus tradiciones, celebrando su herencia afrodescendiente, no cupo espacio para ningún significado maligno.

Lo que vi ese día, en la primera comparsa desde Piñones de niñas y niños vejigantes, fue que los vejigantes representan gozo, comunidad, identidad y resistencia. Después de todo, el significado de las tradiciones del pueblo se los da el pueblo.

Apenas sin darme cuenta, terminé relatando esta historia dentro del ajuar de un vejigante. 




Le damos un agradecimiento especial a “Las Titis” del comedor comunitario de PAYE por las calurosas atenciones y por mantenernos alimentados durante toda la experiencia del campamento de verano.


El campamento de verano “Somos Cultura” de PAYE es subvencionado por

Mellon Foundation , The Advancing Girls Fund at Tides Foundation, Fiona Response Fund y el Centro de Economía Creativa.


Este proyecto se lleva a cabo gracias a la colaboración de PAYE , étnica, Tiempo de Contar y El Ancón de Loíza. 

 

 

Sesión fotográfica por 598 Studio

Álbum fotográfico de la comparsa por Revista étnica