Quemar el cielo, si es preciso

Microcrónica del 25N

Revisita aquí algunos de los momentos del Quilombo Feminista, organizado el pasado 25 de noviembre por la Colectiva Feminista.

Texto por Alejandra Rosa

[Fotogalería/videos por Welmo Romero]

Una esquina de la Plaza Barceló, en Santurce, sostuvo hace semanas un altar, formas de rendición energética, conjuros de sanación, duelos, compromisos de denuncia y cuido. Fue un 25 de noviembre de 2020, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Desde las 3:00.m. llegaron personas a una manifestación transdisciplinaria convocada por la Colectiva Feminista en Construcción. 

 


La programación de protesta surgió desde la intersección entre arte y activismo. El cierre del evento estuvo a cargo de la batucada Prieta Caribe. Mientras tocaron, retumbaron certezas al aire libre y a la vez en cada recoveco interno que rodeó a las decenas de personas que se dieron cita en el lugar. 


“La bomba y la plena son formas de artivismo negro”, ha explicado antes Gloriann Sacha Antonetty, fundadora de Revista Étnica y miembra de Prieta Caribe. Les integrantes, en cada percusión lanzada al aire, convocaron en el espacio un ritual colectivo, que algunes llevaron a modo de canción y otres en forma de movimiento.


Algunes de les manifestantes cantaron como se articulan las denuncias que, entre labios cerrados, no caben. Otres se movieron en silencio, cerca y lejos de la batucada. Un lenguaje común les reúne. A veces no hay que estar cerca para estar. Otras, irremediablemente, sí. Ambas fórmulas de distancias y cercanías se entrecruzaron esa noche. Bailaron, resonaron lo mismo cónsonas que irreverentes, pero presentes, como si no importara mucho más en este instante, que la certeza de un reclamo común. Junto a la batucada hubo personas sosteniendo antorchas. Columnas de fuego que dialogaron con camisetas vestidas por personas entre el pasadía artivista que fue el Quilombo Feminista. 


Estas camisas, vendidas por la Colectiva Feminista, proyecto político de la tradición del feminismo negro, articulando la lucha contra el heteropatriarcado, la violencia anti-negra y el capitalismo, leían ‘quemaremos el cielo, si es preciso’. La noche en aquel encuentro no llevó estrellas pero sí nubes. Les niñes a veces las miraban, y quizá  imaginaban humo o neblina; poderes de la imaginación. En ese encuentro no solo quienes miraron al pavimento de arriba imaginaron, sino que todes, desde una imaginación activa, reclamaron otro modo de vivir en Puerto Rico. Una fórmula que les permita a mujeres y personas no binarias femme transitar las calles, sin sentir miedo. Ejercer sus derechos a la libertad, sin explicarse tanto como medida preventiva. Ser sin más, lo que les plazca ser, sin violencia como contrapropuesta.

Una sábana verde de grama recibió sobre su lienzo energías de distintas edades, artes desde distintos lentes, miradas desde varias curiosidades; todas reunidas para decir, entre muchas otras cosas más, basta a la violencia contra personas de identidades femeninas. Decirlo bailando. Decirlo cantando. Decirlo estando. Cayó la noche y Shariana Ferrer, una de las líderes de la Colectiva ofreció un mensaje de clausura sobre la jornada. “Nunca es un cierre porque sabemos que la vida es toda lucha”, expresó.  Y así, con esa certeza, la plaza se vació, pero la contundencia de los reclamos articulados durante la protesta, no.

 

Revisita aquí algunos de los rostros y momentos del Quilombo Feminista, organizado el pasado 25 de noviembre por la Colectiva Feminista:

 

Integrantes de Prieta Caribe (Zoan, Shariana, Dana, Yamari, Miriam, Mayra, Arianm, Yashira, Omari, Naima y Sacha: