Retumbar

Por Alejandra Rosa

23 de noviembre de 2020

Plaza Barceló. Barrio Obrero, Santurce, Puerto Rico. 2:00 p.m. 12 personas forman un círculo, y  entre tambores, suenan a una multitud. Les presentes ensayan para una batucada convocada por la Colectiva Feminista en Construcción. Tomará lugar el miércoles 25 de noviembre - Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer- de 3:00 p.m a 7:00 p.m., en este mismo lugar.


Es noviembre 2020, noveno mes de pandemia por coronavirus. De ahí que vistan mascarillas. Cuando las manos caen sobre los instrumentos suenen a resistencia y reclamo contra descuido del Estado para con las víctimas de violencia de género, denunciado en decenas de protestas gestadas en Puerto Rico durante los últimos años.


Hay algo con la velocidad cuando se trabaja desde la percusión. En esta plaza, también conocida como la Placita Barceló, los toques no van al aire, sino a la superficie, y en cuanto aterrizan, se multiplican. Toques. Golpes. También protestan para que no haya más golpes por violencia de género. 

 

 

Según la Oficina de la Procuradora de la Mujer, en el 2019 se reportaron 6,725 casos de violencia doméstica. Se trata de una cifra oficial. En Puerto Rico, la palabra ‘oficial’, desde el huracán María, es código para: pueden ser miles más. Otra fuente, la plataforma Seguimiento De Casos reporta 41 feminicidios en lo que va de 2020; 16 instancias de mujeres asesinadas por sus parejas y/o exparejas, y seis transfeminicidios.

 

En este ensayo, lxs cuerpxs se mueven como si el director fuera el dolor que producen en la piel estos datos. Algunas manos conocen su ruta y sin tener que mirarlas demasiado lxs cuerpxs saben cómo subrayar, repetir, descansar. Accionan, desde sus ritmos, y ellas y solo ellas saben a qué suena eso. Otras ensayan como si en cada golpe de los palillos sobre el tambor cayera el patriarcado. En una esquina, una de las participantes toca el cencerro como un grito, de esos que te arquea el estómago.

 

Llevan más de una hora ensayando junto a un mural pintado por mariposas, como si no hubiera mañana. Y hay vuelo, pero también anclaje. Los ojos se entrecierran, los torsos se desdoblan, las rodillas bailan como marcando rutas de escape, los tobillos se despegan del suelo lento, despacio, como para abandonar el suelo por segundos. Energía y agotamiento a la vez. Vez. Voz. Entre retumbes también hay voz. Consignas.

 

Formas de decir: ni una menos. Avanza la tarde, y aquí se toca como se corre en nuestro Caribe: segurxs del fin. Pronto regresarán. Habrán más personas. Algunas protestarán desde sus hogares. Sea cual sea la geografía de su reclamo se gestará una especie de conjuro que transformará golpes en sanación. Por cada retumbe, brotará en el aire un torrente sonoro de liberación. 


Faltan minutos para culminar el ensayo, y una de las participantes dice que este es “el cardio de la semana”. De algún modo, lo es. Ejercicio. Otro ejercicio: el 25 de noviembre, adentro y afuera, retumbar.

 

 

 

Fotos y Video por: Welmo E. Romero Joseph