Evidencia de racismo estructural e ineficiencia del gobierno tras solo días del Huracán Fiona.

por equipo étnica

 

El pasado sábado, justo cuando nos enteramos de que Loíza fue incluido en la declaración y mapa de municipios que pueden solicitar ayuda en medio de desastres, estuvimos realizando fotografías y videos aéreos en Loíza. 

A casi una semana, algunas comunidades están bajo agua.

Las lluvias que causó el paso del Huracán Fiona fueron históricas, por lo que desde el día uno, debieron incluir a todo el archipiélago, para que pudieran solicitar la ayuda.

A casi una semana del Huracán Fiona, aún quedan 8 municipios fuera del mapa de desastre que trazó FEMA. Excluir a Loíza, Culebra y los Municipios del Oeste es una acción de racismo estructural.

 

No hay otra explicación.

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En el Reporte de la Comisión de Derechos Civiles se destaca que una investigación realizada por la Asociación Americana de Sociología ha demostrado los desastres y la ayuda federal que les sigue, deja a las comunidades blancas en una mejor situación económica, mientras que sus vecinos pobres de comunidades negras y racializadas tienden a hundirse más en la pobreza... Aquellos con mayores riquezas y propiedades tienen más probabilidades de obtener una mayor cantidad de ayuda de FEMA que aquellos con pocos recursos económicos y poca o ninguna propiedad.

En conjunto, el estudio sugiere que después de los desastres, los residentes blancos acumulan más riqueza, mientras que les residentes y personas negras acumulan menos, lo que conduce a un aumento en la brecha racial de recursos (es decir, la desigualdad de riqueza) en los lugares más afectados por los desastres naturales.

Puesto de otra manera, sus hallazgos indican “que mientras más riqueza se tiene, más se beneficia uno de vivir en un pueblo que recibe más ayuda de FEMA, en igualdad de condiciones, incluidos los daños locales incurridos”.

Es evidente que todas las comunidades en un área de desastre sufren efectos negativos después de un desastre, sin embargo, algunas comunidades experimentan estos efectos de manera más pronunciada. Los desastres pueden resaltar las desigualdades existentes y exacerbar los problemas que las comunidades desatendidas e históricamente marginadas ya experimentan. Kathleen Tierney, profesora de la Universidad de Colorado, Boulder, afirma:

Los efectos de los desastres en las poblaciones son cualquier cosa menos aleatorios... La vulnerabilidad ante los desastres de individuos y grupos está asociada con una serie de factores socioeconómicos que incluyen ingresos, pobreza y clase social; raza, etnia y cultura; habilidad física y discapacidad; competencia lingüística; redes sociales de apoyo y capital social; género; composición del hogar; propiedad de la vivienda; y la edad... Los mismos factores que perjudican a los miembros de la sociedad a diario también se manifiestan durante los desastres.

Ethan Raker, sociólogo de la Universidad de Columbia Británica, utilizó una solicitud de registro público para analizar 5 millones de solicitudes de FEMA de propietarios de viviendas afectados por huracanes entre 2005 y 2016, y encontró disparidades raciales en “todas las etapas del proceso”.  Específicamente, Raker descubrió que cuanto mayor era el porcentaje de residentes negros que vivían en un código postal específico, era menos probable que los solicitantes obtuvieran una inspección, un requisito, antes de que FEMA otorgue los fondos. Además, incluso cuando los sobrevivientes en los vecindarios mayoritariamente negros pudieron obtener una inspección de daños, al 11 % se les negaron sus solicitudes y no se les dio una razón. Comparativamente, se denegó el 4 % en vecindarios mayoritariamente blancos sin dar ninguna razón. Por último, cuando los propietarios negros pudieron obtener la aprobación de sus solicitudes, FEMA les otorgó entre un 5 y un 10 % menos de dinero en promedio que a los solicitantes, en áreas predominantemente blancas.

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El Río Grande de Loíza nace en San Lorenzo pasando por muchos municipios hasta desembocar en Loíza, en el Mar Atlántico y conectando con otros cuerpos de agua. Caños aledaños a comunidades como Melilla, Villa Santos y Miñi Miñi no son dragados con frecuencia.

Complejos privados de residencias de lujo como Aquatika están haciendo descargas de aguas que inundan a otras comunidades y barrios de Loíza.

En algunas áreas ha bajado el agua, pero las personas lo han perdido todo y lo que queda es fango acumulado dentro de sus casas, también animales muertos que pueden llevar a condiciones de salud en medio de un desastre, sin electricidad y agua.

 

 

 

Desastre político por la ineficiencia del Gobierno, medidas de austeridad de la Junta de Control Fiscal, la privatización de agencias públicas como LUMA que no ha podido trabajar en una energización efectiva del archipiélago para mantenernos con vida y se roban nuestro dinero y nuestros recursos, mientras nos dejan morir. Y el gobernador que sigue tomando malas decisiones y permitiendo que nos roben. Él trabaja, todavía como abogado de la Junta de Control Fiscal y el recaudador de riquezas para las compañías privatizadoras.


Acciones inmediatas que tiene que trabajar FEMA:

  1. Enmendar el mapa trazado, incluyendo a todo el archipielago como zona de desastre.
  2. El proceso de recuperación y mitigación debe centrarse en les supervivientes* con las mayores necesidades, en particular las personas negras, las personas empobrecidas y de bajos ingresos, las personas con discapacidades, les inmigrantes, las comunidades LGBTTQIA+, las mujeres (especialmente las que viven y sobreviven la pandemia de la violencia de género) y otras personas marginadas. 
  3. Proporcionar una cantidad suficiente de personal con fluidez en español y en los diversos idiomas encontrados en las áreas afectadas.
  4. Pautas y procesos más claros para solicitar las ayudas que incluyan un portal más simplificado para la recepción de toda la asistencia federal por desastres. Así como procesos expeditos de aprobación. 
  5. Brindar acceso a la tecnología para abordar la brecha digital y adoptar procesos de solicitud en papel u otros métodos cuando los supervivientes no tienen acceso a electricidad e internet. Una movilización inmediata a las comunidades para procesar la asistencia. 

Exigimos que FEMA enmiende el mapa de las zonas de desastre, tras el paso del Huracán Fiona en Puerto Rico, pues deja nen evidencia el racismo estructural y sistémico en el que vivimos.

El 21 de septiembre, 23 municipios “quedaron fuera” de la zona de desastre; entre ellos Loíza, que nos recuerda el racismo sistémico que continúa vigente, pues sabemos las necesidades de nuestra gente. Comunidades completamente inundadas, a las cuales llevamos comida y artículos de primera necesidad, ya que, no podían salir de sus hogares.

Aguada, Aguadilla, Añasco, Arecibo, Barceloneta, Cabo Rojo, Camuy, Culebra, Guánica, Hatillo, Hormigueros, Isabela, Lajas, Las Marías, Loíza, Manatí, Mayagüez, Moca, Quebradillas, San German, Sabana Grande, San Sebastián, Rincón… fueron los pueblos que dejaron fuera.

El 23 de septiembre, se agregaron únicamente a la zona de desastre: Arecibo, Barceloneta, Cabo Rojo, Loíza y Manatí. Dejando fuera a Municipios del Oeste y el municipio de Culebra, este último, desde el día del Huracán tuvo la muerte de un refugiado, el cual no pudo ser trasladado por falta de helicópteros.

Hoy 26 de septiembre se han agregado a la lista 5 municipios más: Camuy, Guánica, Lajas, San German y Sabana Grande.

Lo que suma 68 pueblos en total que forman parte de la zona de desastre y que excluye sin explicación a los siguientes 10 municipios:

Aguada, Aguadilla, Culebra, Hatillo, Isabela, Las Marías, Moca, Quebradillas, Rincón, San Sebastián, San German.

 

FEMA ENMIENDA EL MAPA.

EXIGIMOS RESPUESTA.

EXIGIMOS ACCIÓN.

 

 

Fuentes:
Reporte de la Comisión de Derechos Civiles