Tuve que sanar

por Sol

Cuando era pequeñe salí del “closet ” a los 12 años. Siempre tuve inclinación hacia lo extravagante. Me gustaba el brillo, los tacones, pelucas, el makeup... en fin, todo lo que a un “varoncito” no le debe gustar.

Si algo tengo que agradecer fue la forma en que mami y papi lo llevaron. Papi un ex militar y mami una dura en sistemas de oficina. Que aunque muy amorosos, presentes y motivadores... muy católicos, apostólicos, romanos.

Cuando tenía 12 años y justo entraba en la escuela intermedia, duré tres meses en gritarle al mundo quien soy y como soy. No podía resistir los “¿ya tienes novia?” o “camina derecho, como un hombre”... eso era un detonante que me hacía explotar y actuar con muchísima agresividad.  No me dejaban ser.

A lo largo del tiempo enfrentaba a diario en la escuela mucho bullying, no solo por ser gay, sino también por ser gorde y negre. Nunca voy a olvidar cuando fui al baño y un chico -como dos años mayor- me tomó por el cuello, me puso contra la pared y me dijo: “ te voy a matar canto’ eh pato.... tú no te abochornas gordo feo y lo peor es que eres negro” - en su mirada había mucho odio-... esa palabras me marcaron y de que forma.
En ese momento yo me quedé helade, no sabía si llorar, decirle a alguien, no sabía que hacer.
Fue justo en ese momento donde mi radar de agresividad se encendió a su máxima potencia y si alguien me decía lo mínimo le caía a los puños. Fueses hombre, mujer, adulto - mi objetivo era defenderme verbal y físicamente-... el respeto que muchas veces por la edad a tus mayores une tiene, yo lo había perdido. Mi fronteo empezaba a las 12 del medio día y acababa a la 3 de la tarde, al sonar el timbre. Liste con mi bolígrafo para clavarlo en güira, por si acaso.

No bastaba con esto que vivía en la escuela, me tocaba también vivir la presión en casa.  

Mami siempre decía:
Sino vas a la iglesia, no hay celular.
Sino vas a la iglesia, no hay cine.
Sino vas a la iglesia, no juegas con tus amigues en la urbanización.
Sino vas a la iglesia, se cortan LOS PRIVILEGIOS.

Entonces, como no tenía escapatoria, comencé a involucrarme en actividades... obligándome a ir a clases de confirmación, que si la procesión (esa era la única q me gustaba porque me podía poner brillo y túnicas), el coro de la iglesia  (mami y papi son músicos al igual que toda mi familia y claramente están metidos en TODO) el grupe de jóvenes...
Pero siempre estaban esas miradas juzgadoras de “este no es tu lugar”...

Cuando eres católico hay ciertas misas o momentos donde - particularmente- en Semana Santa, exponen la hostia y oran y todo el viaje. Un Jueves Santo recuerdo que el coro lo estaba dando todo; creando ambiente con música sublime, la luz tenue, incienso, la gente orando... y dos señoras se acercaron a mí y una me dice: “si tú vas al frente y te arrodillas, Dios te va a sanar de tu enfermedad “ a lo que respondí: “  ¿qué enfermedad? yo no me siento mal... señora no me joda.” Las dos se miraron  y la otra señora me dice: “ arrepiéntete, porque el señor te va a castigar con esa enfermedad de homosexuales”
Yo no sabía de qué hablaban, no entendía.

Al pasar el tiempo era cada vez más fuerte el que me obligaban a ir a la iglesia y por ende a tocar la pandereta - que acepto que la toco cabrón-

Como acto de revolución a los 14 años- empecé a vestirme extravagante-como suelo ser- y maquillarme para ir a la iglesia y ahí la cosa apreto’. Les ministres de la eucaristía, sacerdotes y diáconos siempre me acosaban para hacerme entrar en razón de que yo estaba mal y a Dios no le gustaba mi comportamiento y forma de vestir. Este tipo de encuentros lo hacían frente de toda la iglesia -al acabar la misa- intentando que fuera una conversación casual. Las primeras veces lo vi normal, pero llegó un punto en que los comentarios ocurrían frente a otras personas y llegó el momento en que pasaron  de los comentarios al acoso. Muchísimas veces le dije a mami y fue como si le entrara por un oído y le saliera por otro.

En un punto a mis 16 años, me asfixiaba ese ambiente tan tóxico y como escapatoria me refugié en el alcohol. Como siempre he sido grandote y parecía de mayor edad, me vendían el alcohol sin ID y lo tomaba a todas horas. En la escuela, mi cuarto, el parque de la urbanización...

No digo todo esto para que me tengan pena ni mucho menos. Pero ahora mismo gracias a la vida me puse el cuero duro y tomé el valor de luchar por mi libertad emocional. No muches tiene el valor para hacerlo y poder volar.
No solo las “ terapias de conversión” se dan en espacios cerrados. También se dan a la vista de todes, se dan en la conversación que menos imaginas. Nunca dejes que alguien te diga que eres menos por ser tú. ¡JAMÁS!

Hay muches que seguro han vivido experiencias heavys y te abrazo, sé por lo que estás pasando o pasaste y aquí me tienes.

Gracias por darte la oportunidad de abrir las alas. Gracias por ser. Escucha y nunca, pero nunca la dejes caer. Hay un mundo ahí afuera mega diverso que con amor y lucha se va a educar. Estamos en proceso.

Aquí me tienes.
Sol

 

Nota de agradecimiento: Gracias Sol por tu bravura, por compartirte... Gracias Alejandra Rosa por conectar y siempre tener las interseccionalidades de las personas negras presente y más en estos tiempos en que se discute en el Senado de Puerto Rico el proyecto de Ley P. del S. 184 radicado en febrero por el senador independiente José Vargas Vidot, la senadora independentista María de Lourdes Santiago y los senadores por el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Ana Irma Rivera Lassén y Rafael Bernabe. Esta legislación propone enmendar la Ley de Salud Mental para “ampliar las protecciones de la salud física y mental de los menores de edad mediante la prohibición de la práctica de las terapias de conversión. La medida establece claramente que “ninguna persona será ingresada de forma involuntaria o recibirá tratamiento compulsorio a menos que, mediante prueba clara y convincente evidencie la necesidad de tal ingreso o tratamiento. El proyecto define estas terapias como prácticas dirigidas a “cambiar la orientación sexual o identidad de género en un individuo. Este proyecto de ley, además propone incluir las terapias de conversión en la definición de maltrato infantil y maltrato institucional.

 Equipo Editorial de Revista étnica