Una Ceiba por Adolfina

Un día de noviembre me levanté de un sueño hermoso. Soñe con un monumento dedicado a Adolfina. Era una escultura enorme hecha por Samuel Lind que se paraba altiva, bella y desafiante en las tierras de la misma Adolfina. 
Días después del sueño, recibí un mensaje de texto de la gestora eco-cultural Elisa Sánchez Torres.  
El mensaje leía: “Vamos a sembrar una Ceiba en donde estaba ubicada la casa de Adolfina y se nombrará la calle Adolfina Villanueva. Esta actividad estará enmarcada en el Día Internacional de los Derechos Humanos. La actividad se está coordinando con las mujeres de la Junta Comunitaria de Tocones, Maricruz Clemente y los organizadores del Festival de Cine y Derechos Humanos de Vieques”.
Luego… Dos tardes de diciembre y mucha voluntad fue lo necesario para honrar a Adolfina Villanueva. Tardes frescas de diciembre que en compañía del Oceano Atlántico fueron escenario de las actividades transformadoras y de sanación. Niñas, niños, jóvenes y adultos de la comunidad de Tocones en Loíza limpiaron el área, tuvieron un espacio de Cine Solar y en la segunda tarde, el 10 de diciembre sembraron. La Ceiba, fue sembrada en el centro del terreno. Verla es imaginar ahí a Adolfina altiva, retando la autoridad, luchando por su pedazo de tierra y por el techo para su familia. 
A nuestra llegada, la niña Rosangela alzaba su voz preguntando: ¿Quién vive? Los demás respondían implorando: ¡Adolfinaaa
-¿Quién vive?
-¡Adolfinaaa! 
 
En la tierra de Adolfina; Alicia, Iris, Elisa, Maricruz, Juan, Omayri, Elianys, Abimalet, Eliel y Yeniel con otros vecinos de la comunidad  sembraron además de la Ceiba; Mangó, Uvas Playeras, Sauco Amarillo, dos Robles, dos Flamboyanes, Dama de la noche, Cosmos y Péndula. 
Fuimos a la playa, el balcón de Tocones y vimos como magistralmente, Iris con astucia y retando los años se agachaba a atrapar un juey. La tarde acabó con la promesa de las niñas de regresar cada dos semanas a nutrir con agua la Ceiba y los demás árboles y plantas. Las últimas palabras me las regaló Rosangela al despedirnos: 
  • ¡Missi, te amo! Te esperamos de nuevo…
Volveré. Volveremos por Adolfina y por ellas. 
Gloriann Sacha Antonetty-Lebrón