Una vez más residentes del municipio de Loíza se levantan entre inundaciones y escombros

por K. Rebecca Rosa Encarnación

 

El pasado domingo, 17 de diciembre, residentes del Casco Urbano de Loíza se levantaron con aproximadamente 4 pies de agua dentro de sus hogares, negocios y calles. El vecino de la pescadería Brisas del Río, Israel “Polpy” Díaz Rodríguez, documentó una de las zonas afectadas por las lluvias constantes que recibió el Municipio de Loíza durante el fin de semana y los efectos de una mala planificación. También denunció desde su kayak (el método de transporte que utiliza durante las inundaciones) la ausencia y falta de comunicación de agencias gubernamentales en el proceso de recuperación.




Esta no es la primera ni la segunda vez que residentes de Loíza denuncian la inacción y la negligencia de los gobiernos ante emergencias como estas. De hecho, han llevado sus reclamos a reuniones con la alcaldesa Julia Nazario y diversas agencias gubernamentales, pues reconocen que es un problema grave que tienen la posibilidad de atender e incluso prevenir con distintas medidas que han propuesto las mismas personas afectadas. Algunas de sus propuestas son el dragado de los cuerpos de agua circundantes,  un proceso responsable para abrir la desembocadura del río, darle mantenimiento al sistema de alcantarillado, activar una alarma que avise la apertura de las compuertas del Embalse Carraízo, entre otros.


Las repercusiones del cambio climático afectan desproporcionadamente a las comunidades empobrecidas que son MAYORITARIAMENTE NEGRAS. La falta de política pública que proteja sus espacios naturales de grandes construcciones, que cree protocolos eficientes para responder a emergencias y distribuya los recursos necesarios para atender lo que por años ha afectado la calidad de vida de los loiceños tiene un nombre y es racismo ambiental. Y es que esto no es un caso aislado, ni una familia en particular, sino la realidad de cientos de residentes en distintas comunidades alrededor de Loíza que por inundaciones en sus casas, calles, puentes, canchas, centros comunitarios, negocios etc. se ven afectados directamente. Loíza “La Capital de la Tradición” es uno de los municipios con mayor influencia afrodescendiente en Puerto Rico y con mayor cantidad de personas evidentemente negras. Honran, cuidan y cultivan el legado de nuestres ancestres a través de las expresiones culturales, las telas, las recetas, las músicas, las medicinas, los bailes y el orgullo de su linaje de resistencia.


 No es normal que ante cualquier amenaza de aguacero estén en riesgo de perder todas sus pertenencias, tener peces muertos en su balcones y patios, que sus medios de transporte queden varados en las inundaciones y sus enseres se dañen. Luego del paso del Huracán Fiona organizaciones y líderes comunitarios tuvieron que denunciar la ausencia del Municipio de Loíza en el mapa de las zonas de desastre de FEMA ya que repercutiría en la cantidad de fondos federales (si alguna) que recibiría el municipio para su recuperación. De los 78 municipios de nuestro archipiélago solo 23 quedaron fuera. Tras una fuerte campaña mediática acompañada del hashtag #AmendTheMap, FEMA fue añadiendo los municipios restantes. 

 

 

Luego del trabajo de recuperación realizado por las comunidades tras el paso del Huracán Fiona en septiembre de 2022, la historia se repitió durante Semana Santa de este año.  Quienes frecuentan, conocen y disfrutan las tradiciones loiceñas saben que no hay cierre de Cuaresma sin Caldo Santo, receta que solo puedes encontrar en Loíza  y las personas esperan durante todo el año para comer. Este año las inundaciones afectaron gravemente los distintos negocios y espacios culturales dificultando las ventas que a su vez repercuten en el ingreso de decenas de familias.  

Por otro lado durante el mes de octubre, específicamente el domingo 29 las lluvias torrenciales y las inundaciones eran tan graves que el gobernador Pedro Pierluisi tuvo que decretar un Estado de Emergencia. Esta es la historia constante, las comunidades más afectadas y vulnerabilizadas teniendo que resolver al momento sin planes ni apoyo preventivo; respondiendo y sobreviviendo gracias al apoyo mutuo y la solidaridad. Un ejemplo de ese trabajo preventivo está en la planificación y el manejo de la erosión costera, ya que las fuertes lluvias causaron rupturas en las calles y aceras aledañas a la costa en las comunidades de Parcela Suárez, Las Carreras, Villa Cristiana entre otras 12 comunidades. A pesar de que a partir de ese colapso se realizaron arreglos temporeros hacemos hincapié en la importancia de invertir en el mantenimiento y trabajo preventivo para estos espacios.


Residentes y organizaciones hermanas se tiran a la calle a repartir comida caliente en kayak, sacan el lodo de casa de sus vecines, limpian, botan, vuelven y rehabilitan sus hogares con la esperanza de que sea la última vez que pierden todo lo esencial.  Sobreviviendo gracias a su conexión y conocimiento ancestral de sus espacios y la naturaleza que habita en ellos. 


Es por esto que además de denunciar la inacción y la violencia que vive la gente de Loíza, también reconocemos la falta de voluntad por parte de las agencias para resolver estas condiciones. Los pocos recursos y ayudas municipales que sí llegan para las comunidades las tienen que distribuir sus propias lideresas. Las mismas lideresas que sostienen a sus familias, sus vecines, que corren con sus hijes de compromiso en compromiso y atienden sus condiciones de salud, que tienen que salir a trabajar y regresar a ser red de apoyo para los suyos… Para colmo, también tienen que hacer trabajo voluntario de distribución para agencias que tienen los recursos designados. 


Les residentes conocen y entienden a profundidad el problema que viven, lo han atendido por años y también conocen las posibilidades para resolverlos. Tal parecería que sus voces no son lo suficientemente fuertes, lo suficientemente importantes…o que simplemente no existe la voluntad para hacer todo lo humanamente posible para que nuestra gente negra viva bien, pues no son la prioridad. 



 

El pasado 29 de junio desde el equipo de étnica nos reunimos con dieciseis líderes comunitarios de Loíza para dialogar sobre las necesidades de sus comunidades,  proponer estrategias para atenderlas e identificar las agencias o entes  responsables. En esta reunión se representaron las siguientes comunidades: Melilla, Villa Santos, La Gallera, Villa Cañona, Villa Cristiana, Las Carreras, Portal, La Torre, El Ancón, la Pescadería Brisas del Río y la Urbanización Jardines de Loíza, entre otras comunidades.

Entre las denuncias que presentaron los líderes,  se repitieron las siguiente:


  • Inundaciones y falta de dragado
      • La falta de conocimiento sobre los diversos cuerpos de agua que rodean las comunidades como el Río Grande de Loíza, Caño Zequeira, Caño Ángela, Hacienda Grande etc. afecta la toma de decisiones en momentos de emergencias  y cómo se distribuye la ayuda. La falta de acciones preventivas como los dragados hacen que estos cuerpos de agua se salgan de su cauce e inunden las comunidades aledañas. Por otro lado, hay un descontento específico con las comunicaciones del Municipio con sus residentes. En ocasiones no es la lluvia la que causa las grandes inundaciones, sino la apertura de las compuertas del Embalse Carraízo. “El problema de comunicación es que envían los comunicados por facebook y la mayoría del pueblo son de la tercera edad y sin redes sociales; además en las emergencias esas comunicaciones se vuelven obsoletas” - Israel “Polpy” Díaz Rodríguez

    Responsables: Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos (USACE), Municipio de Loíza y Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA)


  • Alcantarillado
      • Sin las debidas limpiezas recurrentes del sistema de alcantarillado combinado con las lluvias y el terreno saturado, las calles de Loíza continuarán siendo espacios altamente propensos a inundaciones. 

    Responsables: Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), Municipio de Loíza, Autoridad de Carreteras y Transporte


  • Erosión costera
      • Ante la pérdida de terreno a causa del abrupto aumento de los niveles del mar las estructuras como carreteras, casas y negocios se ven afectadas. Ya está el precedente de rutas, puentes y otras estructuras que han quedado inoperantes ante este fenómeno. Les residentes exigen un plan para mitigar la erosión costera y proteger las costas de construcciones de grandes inversionistas que afectan el nivel del suelo y el tránsito natural del ecosistema.

    Responsables: Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Municipio de Loíza


  • Recogido de basura y escombros
      • El problema de recogido de basura y escombros además de afectar la salubridad de la comunidad en su día a día y atraer plagas, sabandijas, malos olores etc. también se agudiza cuando las inundaciones y los cuerpos de agua transportan la basura hasta los hogares de la comunidad y el mar abierto.

    Responsables: Municipio de Loíza


  • Alumbrado 
      • Residentes compartieron el problema de seguridad que enfrentan a causa de postes caídos que no se han arreglado desde el Huracán María, de postes con cables “vivos” (que todavía tienen electricidad) que son un riesgo mayor durante las inundaciones. Además se le atribuye un mayor sentido de seguridad a las comunidades con calles alumbradas que permiten el flujo peatonal y la actividad nocturna. 

    Responsables: LUMA Energy


  • Refugios 
      • Otra medida preventiva para salvaguardar la seguridad y el bienestar de residentes de las distintas comunidades de Loíza es preparar de manera rigurosa, salubre y digna los refugios municipales. Según comunicó el liderato, hubo casos de contagio de sarna por tener espacios compartidos con las mascotas de residentes. Se tuvo que asumir apoyo directo a personas viejas y encamadas que se rehusaban a salir de sus casas a los refugios por la falta de higiene y habilitación de los espacios.

    Responsables: Municipio de Loíza

    Visibilizamos todo el trabajo realizado desde y para nuestras comunidades. Nombramos a quienes cocinan, llevan y reparten; a quienes limpian, sacan escombros, mueven recursos, amplifican y acompañan; a quienes crían, cuidan,  velan por la salud de su gente y no dejan atrás a nadie; a quienes documentan, redactan, sostienen reuniones, sueñan y construyen otras posibilidades. Resaltamos el poder y la solidaridad que se encuerpa día a día y se multiplica durante las emergencias. Junto a eso también denunciamos a las entidades que dejan a su gente sola y desprotegida, que mal utilizan sus recursos y no tienen la urgencia que amerita el trabajo con la comunidad -nuestra comunidad-. Reconocemos el trabajo ya hecho, las rutas ya trazadas pero también el camino que falta por recorrer. Identificamos a quienes les toca, a quienes son contratados para velar por el bienestar colectivo, a quienes responden o deben responder única y solamente a la gente. 

    Reconociendo que el racismo ambiental y el cambio climático son problemáticas contra las que continuaremos luchando, intencionamos comenzar este 2024 (año eleccionario) identificando las estrategias y los canales correspondientes para atender las necesidades compartidas.